Es mi deseo, mi querido lector, de compartír contigo las siguientes
palabras acercas de mi Amado y Amigo Jesucristo. Él es más
precioso para mí que cualquier otra persona, ó cosa. Aunque
tengo que confesár que hay mucha debilidad y falta en mi amor para
Él, todavía puedo decir que mi Señor y Salvador Jesucristo
es mi "primer amor". No hay nada, ó nadie, que pueda tomar Su lugar
que le pertenece a Él en mi corazón; ya que Cristo habita
por le fe en él (Efesios 3:17). Además, Él prometió
nunca dejarme ó abandonarme; así que, "mas vive Cristo en
mí: y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de
Dios, el cual me amó, y se entregó á sí mismo
por mí" (Gálatas 2:20).
Te puedo decir, querido amigo, que el Señor Jesucristo "es el
todo" (Colosenses 3:11) para mí; es decir, lo es ahora y para toda
la eternidad. En Él tengo "todo" lo que necesito conforme la promesa
de Filipenses 4:19 - "Mi Dios...suplirá todo lo que os falta conforme
sus riquezas en gloria en Cristo Jesús". Por eso digo con el Salmista:
"Jehová es mi pastor; nada me faltará" (23:1). Sí,
aún en mis faltas según como los hombres ven las cosas, ó
sea en la salud física, ó problemas monetarias, ó
problemas en la familia, etc.; y por cierto, en las cosas eternas e espriituales
en mi relación con Él, Él siempre ha estado cercas
y me ha dado la solución para el momento. ¡Nunca me ha faltado!
¿Ves porque puedo cantar con el Salmista: "¿A quién
tengo yo en los cielos? Y fuera de tí nada deseo en la tierra" (73:25)?
¡Toda gloria sea para Él! Amén.
Por cierto, podría enumerar multitudes de tiempos de cómo
el Señor me ha bendecido durante mi vida, y de cómo cada
día me ha colmado de beneficios el Dios de mi salvación (Salmo
68:19), pero mi propósito con estas cuantas palabras es decirte
acercas de Su grán amor "á los pecadores, de los cuales yo
soy el primero" (1 Timotéo 1:15); especialmente en reconocer que
"menor soy que todas las misericordias, y que toda la verdad que has usado
para" (Genesís 32:10) conmigo. No hay nada en mí que me recomienda
a Él para que me amara, y luego morír en mi lugar por mis
pecados. No obstante, Él derramó Su Sangre preciosa para
limpiarme de todos mis pecados (1 Juán 1:7). ¡Oh, qué
amor tán grande á este pecador!
En estos momentos, yo te invito, mi querido lector, que pongas tus ojos
hacía la Cruz del Calvario donde murió el Señor Jesucristo,
y oye el bendito Hijo de Dios gritando: "Dios mío, Dios mío,
¿por qué me has desamparado?" (Matéo 27:46). ¿Sabes
por qúe el Inocente Hijo de Dios gritó con tánta angustia?
¡Porque en ese momento mí Jesús estaba sufriendo el
castigo que yo merecía! Por causa de mis pecados, Dios derramó
Su ira sobre Su Hijo, castigandole por mis pecados, pero al mismo tiempo
recibiendole como el Sacrificio Perfecto para que yo, creyendo en Él,
no tenga que ír al infierno; ya que en Su grán amor tomo
mi lugar que me pertenecía a mí. Ahora yo le amo, porque
Él me amó primero (1 Juan 4:19). Oh, ¡cómo espero
que éste amor de Cristo este trayendo tu corazón á
Él para que tú también te goces en Su salvación!
¡Aleluya!
Pero sepa otra cosa, mi querido amigo, que al tercer día Dios
levantó a Su Hijo de entre los muertos; y ahora esta ¡VIVO!
Por eso es que mi vida ha sido cambiada y es NUEVA. Esto no es porque tengo
una religión, sino que es una relación íntima y personal
que ahora tengo con Dios por medio de Su Hijo, quién está
sentado a Su diestra, esperando el Día cuando regrese por mí,
y los suyos. Pero también viene para juzgar a los que no son Suyos
porque no han creído en Él. Pero mientras espero que venga,
ó vaya estár con el Señor, ando en Su amor, el cual
es "eterno" (Jeremías 31:3), sabiendo que nada ó nadie me
puede apartár de Su amor (Romanos 8:39).
Éste es mi Amado y Amigo, que atravéz de los años,
ha sido fiel y bondadoso en todo momento; aún en momentos oscuros,
ó de dudas y temores; ó cuando los tiempos han sido dificultosos
e imposibles, ¡Él estaba hallí todo el tiempo! El Señor
Jesucristo es único, y mejor Amado y Amigo, que uno puede, ó
podrá, tener. ¡Ven á Él, y verás que
lo que te digo es la Verdad y la Vida porque Él es único
Camino al grán amor de Dios (Juan 14:6)! ¡Amén!
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