Ministerio de Evangelismo Cuerpo de Cristo
“Os es
necesario nacer otra vez”
(Juan 3:7)
Muchas veces
oímos a personas
decir que ellos desean poder volver a empezar desde cero en sus vidas;
o
indicando aún que ellos querrían ser 'nacidos de nuevo'.
Esta clase de
pensamiento, por supuesto, revela que ellos están frustrados con
la manera que
sus vidas han ido; o aún quizás peor, ellos son
deprimidos porque nada parece
ir bien en sus vidas. Otorgamos que esto no es muy obvio con multitudes
de
personas en que ellos están "contentos" con sus vidas porque
ellos
parecen tener todo que ellos desean. De hecho, muchos están como
el hombre rico
de la parábola en Lucas, que “pensaba
dentro de sí, diciendo: ¿qué haré, porque
no tengo donde juntar mis frutos?”; y entonces
él dice, “Alma, muchos bienes tienes almacenados
para
muchos años; repósate, come, bebe, huélgate” (12:17-19).
No obstante,
podemos ver todavía muchos alrededor de nosotros, y lo que
está tan triste es
que también incluye a los que profesan ser cristianos, que
están tan miserables
con sus vidas porque ellos sienten que la vida no ha sido justa con
ellos; y
por lo tanto, no han podido disfrutar de la VIDA como tal.
Pero el
problema ha sido, y
siempre será, no tanto la falta ni la posesión de las
cosas que determina nuestra
felicidad en esta vida (porque como el Señor Jesús lo
pone, “La vida del hombre no consiste en la
abundancia de los bienes que posee” [Lucas 12:15]), sino la
naturaleza
pecadora con la cual nacemos. El pecado siempre nos hará
miserables e infelices,
aún cuándo las cosas parecen ir bien en nuestras vidas y
somos "bendecidos"
con la abundancia de cosas. O sea que lo tenemos todo, o no tenemos
nada, si no
trataremos con el problema del pecado seremos la persona más
miserable y más infeliz
en el universo entero a menos que algo radical suceda en nuestras vidas
para
que puédanos decir con el apóstol Pablo:
“Pues he aprendido á contentarme con lo que tengo. Sé
estar humillado, y sé
tener abundancia: en todo y por todo estoy enseñado, así
para hartura como para
hambre, así para tener abundancia como para padecer necesidad.
Todo lo puedo en
Cristo que me fortalece” (Filipenses 4:11-13). Habiendo aprendido
esto,
ahora Pablo podría alentar y dar esperanza a los creyentes
filipenses; y a
todos los santos de Dios: “Mi Dios, pues,
suplirá todo lo que os falta conforme á sus riquezas en
gloria en Cristo Jesús”
(v.19). Aún el Salmista concuerda con él: “Jehová
es mi pastor; nada me faltará,” es decir,
carecer nada (Salmo 23:1). Amén.
Esto levanta
la pregunta:
¿Cómo podemos yo y UD. disfrutar de la vida a lo
más repleto y ser felices a
pesar de tener nada o tener todo en esta vida? La respuesta es muy
obvia: “"Os es necesario nacer otra vez”
según al Señor Jesús. Cuándo experimentamos
el Nuevo Nacimiento, ¡es entonces
que empezamos una NUEVA VIDA! Todavía quizás no tengamos
nada o lo tenemos
todo, pero nuestra perspectiva y la relación con esas cosas que
percibíamos ser
la última bendición de la alegría y de la
felicidad, también cambian. Nosotros
AHORA vivimos para un mejor futuro y una mejor esperanza que lo que
tenemos en
este mundo en que ya no miramos “á las
cosas que se ven, sino á las que no se ven: porque las cosas que
se ven son
temporales, mas las que no se ven son eternas” (2 Corintios 4:18).
De
hecho, Colosenses 3:1-4 lo pone de esta manera: “Si
habéis pues resucitado con Cristo, buscad las cosas de arriba,
donde está Cristo sentado á la diestra de Dios. Poned la
mira en las cosas de
arriba, no en las de la tierra. Porque muertos sois, y vuestra vida
está
escondida con Cristo en Dios. Cuando Cristo, vuestra vida, se
manifestare,
entonces vosotros también seréis manifestados con
él en gloria”. Pero esto
sólo puede ser verdad si somos “nacidos
de nuevo”. Nosotros AHORA empezamos una Nueva Vida porque Cristo es
nuestra
“vida”; y el dominio del pecado que
nos controlaba “en otro tiempo en los
deseos de nuestra carne, haciendo la voluntad de la carne y de los
pensamientos”
(Efesios 2:3) para que todo pudiera ir bien en nuestras vidas ha
sido
quebrado por la Muerte y la Resurrección del Señor
Jesucristo para que AHORA
nuestro sumo Gozo y Felicidad están en Él Solo y para
estar con Él en la Gloria
para siempre y jamás. Amén. ¡Gloria a Dios!
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