¡Aleluya, porque el Señor nuestro Dios Todopoderoso reina!
Apocalipsis 19:6
Es verdad que al mirar alrededor de nosotros todo lo
que podemos ver es la maldad y la impiedad y la corrupción que
parece ser la
“norma”, que seremos inclinados de preguntar, “¿Dónde
esta Dios?” Sí, nuestra
queja sería como la de los santos antiguamente: “Muy
limpio eres de ojos para ver el mal, ni puedes ver el agravio: ¿por qué ves los menospreciadores, y callas
cuando destruye el impío al más justo que él”
(Habacuc 1:13); o como se
queja Jeremías: “¿Por qué es
prosperado el camino de los impíos,
y tienen bien todos los que se portan
deslealmente?” (12:1); o como el Salmista: “Porque
tuve envidia de los insensatos, viendo la prosperidad de
los impíos. Porque no hay ataduras para su
muerte; antes su fortaleza está entera. No están ellos en
el trabajo humano; ni
son azotados con los otros hombres. Por tanto soberbia los corona:
Cúbrense de
vestido de violencia. Sus ojos están salidos de gruesos: Logran con creces los antojos del corazón.
Soltáronse, y hablan con
maldad de hacer violencia; Hablan con
altanería. Ponen en el cielo su boca, y su lengua pasea la tierra.
Por eso
su pueblo vuelve aquí, y aguas de lleno le son exprimidas. Y
dicen: ¿Cómo sabe
Dios? ¿Y hay conocimiento en lo alto? He aquí estos
impíos, sin ser turbados del mundo, alcanzaron riquezas” (73:3-12).
No obstante, amados, aún aunque esto es verdad de “los que no conocieron á Dios, ni obedecen
al evangelio de nuestro Señor Jesucristo” (2 Tesalonicenses
1:8), es
también verdad que si “por fe andamos, no
por vista” (2 Corintios 5:7), ¡todavía podemos
ver que el nuestro grande Dios todavía está en control!
Note que nuestro texto
se encuentra después de los 7 Sellos
de Apocalipsis 5 al 8:1, y de las 7 Trompetas del capítulo 8:2
al 11:15, y de
las 7 Plagas del capítulo 15:1 al 16:17, y de todo lo contenido
allí, pero
también antes que la Iglesia es
casada al Cordero, y el Señor Jesucristo viniendo para destruir
á los impíos, y
del juicio del grande trono blanco de los perdidos, y de la
creación del nuevo
cielo y tierra, y de la seguridad de la gloria en el Señor
Jesucristo. Sí,
nuestros corazones y labios deben de unirse con aquellos de nuestro
texto en
cantar el Canto de Victoria de nuestro texto; porque verdaderamente el
Dios
omnipotente nuestro es digno de ser alabado porque TODO lo que ha
acontecido,
esta aconteciendo, y lo que acontecerá, no es por accidente,
sino ¡porque así
Él lo ha ordenado en acontecer! ¿Por qué? Porque
Él ha reinado, esta reinando,
y reinará para cumplir TODO lo que le agrada de hacer en que
Él tiene TODO
poder para hacerlo como Isaías nos dice: “Porque
yo soy Dios, y no hay más Dios, y nada hay á mí
semejante; Que anuncio lo por
venir desde el principio, y desde antiguo lo que aun no era hecho; que
digo: Mi
consejo permanecerá, y haré todo lo que quisiere;… Yo
hablé, y lo haré venir:
he lo pensado, y también lo haré” (46:9-11).
Qué esto llena su corazón y su
pensamiento con paz y confortación sabiendo que no importa
qué oscuro se pongan
las cosas alrededor de nosotros, o qué tan desesperado como sean
las cosas,
sabemos con toda seguridad “que á los que
á Dios aman, todas las cosas les ayudan á bien,
es á saber, á los que conforme al propósito son
llamados” (Romanos
8:28). “Aleluya: porque reinó el
Señor nuestro Dios Todopoderoso” (Apocalipsis
19:6). Amén. ¡Gloria a Dios! ¡Gloria a Dios! ¡Gloria a Dios!
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